La experiencia del nacimiento de los bebés tiene un impacto duradero

imagen de madre con el bebé acabado de nacer. Quiropráctico en Badalona.

El nacimiento es bastante duro sin siquiera considerar intervenciones. El paso por el canal de parto incluye torcer y dar vueltas al cuerpo, la cabeza y el cuello, así como compresión y presión. Pero nosotros, como especie, lo hemos manejado bien, nacimos en una comunidad tranquila de amor y apoyo, aliviados en la calidez y comodidad del pecho de la mamá, en un entorno tranquilo, con iluminación suave, lactancia materna a demanda y porteo.

Sabemos por décadas de investigación en neurología, embriología y psicología que los recién nacidos nacen completamente conscientes. Son exquisitamente sensibles y, por lo tanto, vulnerables al estrés y al trauma agudo o crónico.

La conciencia en realidad comienza en el útero.

Lo que la mamá come, bebe, respira, piensa, siente y experimenta llega directamente al bebé. Lo mismo ocurre con sus hormonas del estrés.

Estamos aprendiendo que el trauma durante el parto no solo lo almacenan los recién nacidos como recuerdos no verbales, sino que afecta sus vidas en un momento crítico de su desarrollo. Este trauma puede afectar a corto y largo plazo la salud física y mental, y todo su sistema neurológico, incluyendo la capacidad de aprendizaje, la orientación mental, la estabilidad emocional y el manejo del estrés.

Los bebés son mucho más conscientes y perceptivos, incluso cuando son recién nacidos, de lo que creemos. También son increíblemente sensibles a lo que sucede en su entorno.

A diferencia de los adultos, los bebés no tienen la opción de luchar o huir como respuesta a circunstancias amenazantes o abrumadoras. Como resultado, la única opción que les queda disponible en estas circunstancias es quedarse paralizados. Esto los hace mucho más vulnerables a los efectos de la sobrecarga y el trauma que los adultos, o incluso los niños mayores.

Esto puede sonar demasiado dramático, pero está respaldado por la ciencia y una investigación sólida. Nacer es un paso grande y tierno en nuestra vida. No prestamos suficiente atención al impacto psicológico del parto en los recién nacidos. Suponemos que los bebés no son conscientes y no recordarán el dolor de la transición o la insensibilidad de su atención.

Aunque no esté escrito en nuestra memoria consciente, la experiencia del nacimiento permanece en nuestras propias células y, sin duda, en nuestro subconsciente, influyendo en gran parte de nuestro comportamiento, reacciones y perspectivas más adelante en la vida.

La forma en que reaccionamos al estrés en el trabajo o a la presión de nuestros seres queridos en nuestra vida adulta, y la forma en que tomamos nuestras decisiones más difíciles, se remontan a la forma en que experimentamos el nacimiento, cuando se estaba desarrollando la respuesta al estrés dentro del sistema nervioso.

Y sabemos que este estrés se transmite a unas cuantas generaciones más.

Estamos aquí para ayudarte a tener el mejor embarazo y parto posible, y también para volver a centrar tu cuerpo y tu alma después, para ti y para tu bebé.
Mereces estar lo más saludable posible y prosperar.
Estamos aquí para ayudarte.

 

Un abrazo,

Nimrod

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